La concentración en las entregas debería aumentar los precios de los fletes de fertilizantes

Los precios ya están comenzando a caer, y parte de los agricultores, esperando valores más bajos, retrasaron las compras.
El escenario de extrema dificultad en la obtención de fertilizantes, como se esperaba a principios de este año, no se ha confirmado. A pesar de los altos precios, no hubo escasez del producto.

Sin embargo, la entrega de fertilizantes a las granjas en este tramo final del año puede ser un apuro.

Esta afirmación la hizo Marcos Stelzer, Director General (presidente ejecutivo) de Galvani, empresa nacional con sistema productivo integrado. Luego del intenso aumento, principalmente a causa de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, los precios ya están comenzando a caer, y parte de los agricultores, esperando valores más bajos, retrasaron las compras.

La dificultad en la entrega estará acompañada de un mayor costo de flete, debido a esa concentración de pedidos, según el ejecutivo. Lleva 33 años en este negocio, y dice que no hay dos años iguales, siempre pasa algo.

El consumo interno de fertilizantes ha ido aumentando año tras año, pero las industrias nacionales han perdido fuerza en las últimas décadas, en relación con la oferta del producto importado. Hace 20 años, el país producía el 60% de lo que consumía. Hoy, son el 20%, dice Stelzer.

Este año, sin embargo, la industria nacional incrementó la oferta de productos en el mercado interno. Datos de la Anda (Asociación Nacional para la Difusión de Fertilizantes) muestran que la producción nacional ascendió a 3,8 millones de toneladas, un 17,4% más que en el mismo período de 2021.

“Estamos pasando por un momento de nerviosismo, con precios altos, pero que ya empiezan a regresar. Hay una tensión, sin embargo, seguirá por los efectos de las medidas tomadas por los embargos”, dice el ejecutivo de Galvani.

Si bien los precios no volverán a los niveles anteriores, mientras persista esta tensión, los productores tendrán una mejor relación de cambio el próximo año, según él.

El aumento de los precios y la pérdida de la relación de intercambio entre las materias primas y los fertilizantes provocarán una retracción en las entregas de fertilizantes a 42 millones de toneladas este año, frente a los 46 millones de 2021. El próximo año, las ventas volverán a los 46 millones, estima Stelzer.

El ejecutivo de Galvani afirma que Brasil ha frenado la producción de fertilizantes en los últimos años, pero que habrá una expansión en los próximos años. La propia Galvani, que tiene operaciones integradas en el oeste de Bahia, pasará de una producción de 650 mil toneladas de fosfatos a 1,2 millones en 2024, tras inversiones de R$ 200 millones.

La empresa es propietaria de la mina, la unidad de concentración de mineral y la unidad de fabricación, además de hacer la distribuición.

Galvani también colocará en el mercado 350 mil toneladas, en 2024, de otra mina, en Irecê (BA).

“Es un desafío constante porque tenemos que lidiar con la estacionalidad, con los inventarios, además de entender la macroeconomía, el dólar, los precios de las materias primas, la geopolítica y la logística”, dice Stelzer.

Galvani también está desarrollando un proyecto en Santa Quitéria (CE). Cuando esté en operación, cuyo inicio se estima dentro de cuatro años, la producción de fertilizantes fosfatados deberá alcanzar 1 millón de toneladas; fosfato dicálcico, 220 mil toneladas. Esto está destinado a la suplementación de alimentos para animales.

Con inversiones de R$ 2,3 mil millones en el proyecto, la empresa espera obtener el 25% del mercado de fertilizantes del Norte y Nordeste y el 50% del mercado de fosfato dicálcico.

Es una región de demanda creciente, tanto para la agricultura como para la ganadería, según el director general. Además de la región de Matopiba (Maranhão, Tocantins, Piauí y Bahia), Galvani quiere abastecer de productos a Mato Grosso, con transporte en barcazas.

El ejecutivo cree en avances en la producción brasileña de fertilizantes. El Plan Nacional de Abonos arroja luz sobre el problema, aunque hay más de 200 actuaciones. “¿Cómo ejecutar todo esto?”, pregunta el ejecutivo. En su valoración, al menos tres puntos serían básicos.

En primer lugar, no hay vuelta atrás en el tema fiscal. Hay un movimiento entre algunos estados para que esto suceda. En segundo lugar, el financiamiento de proyectos integrados con debentures incentivados, como ya existe para la construcción civil y la agroindustria.

En tercer lugar, se necesita una mayor velocidad en la concesión de licencias. Hoy nadie predice cuándo saldrá la licencia preliminar. “No queremos saltarnos pasos. Tiene que haber mucho rigor, pero el órgano encargado tiene que ser más rápido y comprometerse con unas fechas determinadas”, afirma.

Szelter también cree que el sector está muy expuesto a decisiones unilaterales de otros países, lo que genera volatilidad en los precios.

 

Sería interesante formar una banda de precios, que sería gestionada, cuando supere el umbral superior o inferior, por un fondo del sector.

Para el mercado interno, Szelter dice que es posible desbloquear proyectos. Es un error pensar que el país no tiene fosfato. En el escenario externo, Marruecos, Arabia Saudita y Canadá deberían aumentar la oferta del producto.

La gran incógnita es China, que tiene peso en el mercado internacional.